La pasión va por delante

Me miraste fijamente, apenas sin parpadear.
Te miré dulcemente, interpreté tu mirar.
Me besaste, te besé, nuestras bocas se unieron
y fuimos dos cuerpos ardiendo como el fuego.

Manos que exploran ávidas de placer,
recorren sin descanso, con fuerza, la piel,
lenguas ansiosas buscando sensaciones,
bocas que se funden, se someten sin condiciones.

Una rodilla se adelanta, se adentra,
rozando, presionando con insistencia.
Jadeos entrecortados, ojos que se cierran.
Un dulce apretar… El éxtasis que llega.

Los sentidos se despiertan, se aceleran,
los cuerpos entrelazados, unidos en la urgencia.
Un giro, una vuelta, los cuerpos se acoplan,
un movimiento brusco, un miembro que penetra.

Fusionando los cuerpos, los espíritus, las mentes.
Unidos en un baile lento, intimo, candente,
bocas abiertas, ojos que se buscan urgentes
la danza se incrementa, el deseo crece, crece.

Las manos se sienten enormes, calientes.
Los besos devoran, muerden dulcemente.
Las piernas abrazan irremediablemente.
Los pechos se agitan, las respiraciones ardientes.

Mi cuerpo te cobija, te siento muy adentro.
Estás en mí, eres yo, llenándome por completo.
Me posees, te poseo, hay magia en el momento.
Es la química, la alquimia de los cuerpos.

Suavemente termina la sinfonía del deseo.
Los rostros, los corazones se relajan,
se tornan dulces, suaves de nuevo los besos.
Hemos viajado al cosmos, hemos visto el universo.

Es la caricia divina, el placer de los deseos.
Es lo que nos hace a veces sentirnos eternos.


Seira

 30 Agosto 2002

 

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