Sentimientos


Veo, al mirarte solo veo,
un alma inquieta,
arrebatada que se desnuda
para que todos la vean,
porque siente demasiado y
ha de compartir su experiencia.

Fuego, fuego que quema.
¿Quién te puede tocar?
sin perecer abrasado
por tanta fuerza.

No tienes corazón, no,
tienes en el pecho
un volcán en erupción,
que explota una y mil veces,
con tanto furor, que a todos llega,
a todos nos hace olvidar la indiferencia.

El juglar, el poeta,
el corazón inquieto que
a todos despierta, eres
no ya el que actúa,
el que cuenta sentimientos,
eres en ti mismo; él,
el único sentimiento.

Adorado, deseado,
querido, amado,
por algunos odiado,
y por los más respetado.

Me despiertas, me das vida,
simplemente me haces caminar.
Tus palabras son caricias
que recorriendo mi cuerpo
hacen que tiemble, que desee
mas y mas.


Necesito de ti, de tus actuaciones
para respirar. Para sentirme
viva, para luchar, para
no rendirme jamás.

Necesito ese corazón inquieto
ese alma intranquila,
esa voz desgarradora,
esos dulces, tormentosos sentimientos
que albergas en tus adentros.

Todo, todo tú
eres mi ilusión.

Lo siento, lo lamento,
pero hago míos tus deseos,
esos deseos, anhelos que eran
míos y tú has hecho tuyos.

Has evocado mis recuerdos
has interpretado todos
los deseos inquietos.

Sabes, como sé, que el amor abrasa
y que el amor desola, arrasa.

Porque el amor es siempre duda,
es incertidumbre y es ingratitud,
pero… amamos. Lo necesitamos.
Deseamos sentir esos mil cosquilleos,
ese arrebolamiento del alma,
esa sonrisa boba iluminando nuestra cara,
esos suspiros profundos que
nos inundan la garganta.

Amor, amor, simplemente es
una dulce y terrorífica palabra.

Nos queda tanto, tanto
por vivir, por sentir,
por tener, por perder.
Disculpa, si al oírte alguna vez
Lágrimas de tristeza deje caer.


Y lucharemos, seguiremos
adelante y perseguiremos,
a ese amor que se escabulle,
a ese amigo que no nos falle,
a esos seres que queremos
tener a nuestro lado.

No calles nunca, nunca
que no te falte la voz,
la ilusión, la imaginación,
el amor, el corazón.

Actúa, actúa, no pares de actuar,
ante esos guiones, papeles en blanco,
ábrete, vuelve a volcar el corazón,
dinos, cuéntanos, cántanos.

No dejes que la soledad se apodere de mí,
he conseguido escaparme por ti.

Pero, cuidado, guarda siempre un poco,
para sentirte vivo del todo.
Para seguir abriendo mil pares de ojos
y llenarnos de ilusión.

Perdona, te he elegido,
quizá suene egoísta, pero
da igual, eres mi poesía,
mi actor privado,
al menos en esta vida.

Quizá nunca leas esto.
Pero… ¿quién sabe?

Son solo delirios de una loca
que revivió al descubrir
tu voz, tu actuación, tu corazón…

Seira

Madrid, julio 2002.

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