DE ABRIL A SEPTIEMBRE
Su nombre es un susurro...
Dulce, bello, suave, eterno.
Y aunque sin corona,
Es historia de ensueño.
¿Por qué el paracetamol no sirve para calmar los dolores del alma? Siempre me lo he preguntado, a mí me duele el alma cada vez que veo a un actor en la pantalla.
Russell Crowe.
Mentira es que no cause dolor, mentira es que el dolor mienta, mentira es la imagen que suele dar, imagen errónea es la que quieres ver.
¿Y él qué dice? "No doy imagen porque mis imágenes son mentira y mentir sobre mentiras es obviar la verdad disfrazada de quien soy..."
¡Qué mareo, Russell!
No escribo muy bien comparándome con tanto talento oculto y sin ocultar, pero hace poco tuve dos horas y media de dolor repetidas en ocho ocasiones.
Como quiero jugar a la crítica sesuda, con el corazón de mazapán y las manos trémulas de tanto agarrar butacas de todos los estilos y colores, voy a intentar escribir unas palabritas dedicadas a este hombre.
Ya me perdonaran por semejante atrevimiento y desconsideración...
Crowe transmite una llamada, una cercanía que se reserva una distancia insalvable también. Algo que seduce y me causa una especie de desazón. Con esa cara oculta, tan insondable como él quiere, dando profundidad al misterio que vive en sus ojos.
Russell Crowe es otra cosa, lo contrario del actor "normal". Una brecha abierta en mi ceguera de actores planos, aburridos y previsibles. Niños monos que juegan a los dados con la seriedad de una profesión digna.
La verdad sobre él no milita en nadie, ni siquiera en mí, sólo en la imagen que vosotros, el resto de la humanidad tenéis de él.
Sin ti este mundo sería muy aburrido...
Gracias.