Vi a un hombre encapuchado,
como la memoria de su pasado.
Tenía ojos claros,
claros como su corazón,
honesto, honrado.
Vi a un hombre atrapado
romper cadenas, cambiar su destino, sembrar valor con sus manos.
Le vi armado,
con honor y necesidad de ser amado.
Vi en él todo lo que un hombre tiene de sagrado.
Vi el arco de su bondad, a su lado,
manos grandes...
con determinación y nobleza tensado.
Vi la belleza manando de las cicatrices de su cuerpo maltratado.
Vi su alma clavarse en la mía, con precisos dardos.
Vi a un hombre.
Vi sus ojos claros.
Aún oigo su voz bailándole en los labios.
Desde entonces camino a su lado,
por bosques, a caballo, soñando.